Caldo de cultivo

30.1.05

Mírame tantito verás...

El cinismo me emputa hasta la madre.

28.1.05

Retazo de nube

Raúl come poco y duerme tranquilo.

La lengua de Raúl ha tomado valor y ahora se ha vuelto insensiblemente tiránica y caprichosa; le traiciona, le envenena, lo controla.

Raúl escuchó en el radio que una nube enorme revoloteaba con terquedad los cielos de su casa y se alarmó. Lloró tanto mientras esperaba que un roce de nube rebanara de un tajo sus columnas y sus persianas que, cuando vió que la nube no se acercaba, dejó de creer en el cielo.

A últimas fechas Raúl se pavoneaba con indescriptible orgullo y plena seguridad de conocer la física de las nubes y la naturaleza del corazón; alzaba la barbilla y miraba de reojo cuando amaba, con el perfil emperador de aquel que merece todas las melodías y todas las estrellas.

Sin embargo, ahora he leído que Raúl fué aplastado por una nube triste y desempleada que cayó al suelo por el peso de sus lágrimas...

(...y él, que no creía que el cielo existe y se cae)

26.1.05

Viñetas de Enero 26

1. Recién comencé El Retrato de Dorian Gray y me está pareciendo fabuloso. Y sobre Confieso que he vivido de Pablo Neruda: una autobiografía del autor, en prosa, completamente recomendable (excelente).

2. La Lady Remington de mi amá me arrancó un par de berridos cuando me jalaron los pelitos de la barba; probablemente sus navajas ya no tienen filo o mi barba ya comienza a parecer lija de metal.

3. Encontré esta conversación que me pareció seriamente interesante.

4. No me he mejorado de los mocos y al parecer sigo peor; me caga.

5. La maldición de Betsa se hace presente: ayer fuí al Sushi y me ofrecieron lavarme el carro, lo que me pareció excelente oportunidad, porque mi carro estaba hecho un asco... Ahora llovió.

6. Empecé a leer El Financiero, de principio a fin, por culpa de la clase de Mercados de Dinero y Capital. Creo que le estoy agarrando el gusto ahora que le entiendo más, y, posiblemente, también el hábito de leerlo frecuentemente.

7. Imagen curiosa: la moza encargada de limpieza de los baños leía con detenimiento un libro sobre la mujer trabajadora y la economía familiar, mientras que un par de señoras en el Jacuzzi discutían tácticas supersecretas para sacarle más dinero al marido cuando fueran a Tucson.

8. Por cierto, ayer saliendo del gimnasio me cambié y perfumé pa' proseguir con las actividades diarias. Pero descubrí una fórmula secreta: Speed Stick azul en talco + LaCoste Gris de hombre me hicieron percibirme, por un par de minutos, con una fragancia errante a pañal con caca... Después ya olía rico.

Conversación en el baño de mujeres

-Lo que le hace falta a ella es llorar.

-Pues ya ha llorado demasiado y además ya fué con un psiquiatra.

-Nunca se llora demasiado esa tristeza! Y lo que necesita no es que la empastillen, sino tener a alguien que la escuche, con quien se pueda desahogar...

-Pues me dijo que está tomando doble dosis de las pastillas y dice así ya duerme mejor.

-...

-...

-Debería de irse a Veracruz con su esposo, necesita sentirse querida. Necesita sentirse importante también, porque ella piensa que tiene la culpa de lo que pasó.

-No, no. Ella tiene que atender a los hijos que le quedan aquí; aunque no vivan en la casa, tiene que estar aquí cerca, por si la necesitan.

-Pero ellos ya se mantienen solos! Mejor que se vaya con el esposo a que la consuele, que le de cariño, apapachos! Eso le ayudaría mucho.

-Pues no se para qué, si ya fué con un padre...

-Pero ese padre no le va a dar el cariño que necesita! Necesita abrazos, besos; la tranquilidad de que tiene alguien que la quiere, alguien que la necesita!

-¡Ay no! Qué flojera tener al marido cerca; si está trabajando lejos, que allá se quede.

-...

-Mejor que no falte a la iglesia, como yo, y que deje de incomodar a la gente con sus tragedias.

22.1.05

Sino hubiera ido solo, probablemente no lo hago.

Eran un par de señoras de edad, un jovenazo de bigote güero y tupido y una muchacha morena que se asomaba con pena y coquetería desde adentro del carro.

Una de las señoras de edad se dedicó a hacer ademanes exagerados con los que agradecía al cielo y a Dios, mientras que el jovenazo solamente se acariciaba el bigote y titubeaba.

Minutos antes los había visto en la orilla del bulevar, esperando junto a su carrito rojo de modelo 90 que se había quedado sin gasolina y con las luces intermitentes que hacían esfuerzos por no apagarse.

Era la una de la mañana y yo regresaba de dejar una película que mi madre había rentado (por un momento había pensado en entregarla otro día porque el resfriado me estaba matando), cuando me los encontré varados como náufragos frescos y esperanzados, recién dejados en la costa por la marea.

La señora de los ademanes religiosos se subió a mi carro y comenzó a hablar como tarabilla sobre la quinceañera, sobre su nefasta hija mayor que ya no salía más con ella, sobre el picor del bacanora que le regalaron (ella prefiere Jimador) y la falta de aigre que le sobrevenía cuando bailaba en las fiestas.

Llegamos a la gasolinera, busqué en la basura que un par de botellitas de Coca-Cola, que llenamos al tope, y volvimos al carrito varado.

La señora de los ademanes se llamaba Hermenegilda Escobar. Me dió su teléfono y me pidió con insistencia que le hablara de vez en cuando "para no perder la fé de que hay gente buena en el mundo", dijo ella.

Probablemente le hable uno de estos días, antes de que la flaca se la lleve por sus problemas de presión alta que me llegó a comentar mientras le encomendaba un rezo a la santísima virgencita.

21.1.05

Mocos!

Ahora en la escuela compré El retrato de Dorian Gray por solo 33 pesos, nuevecito ^^

Por cierto, tengo como cuarenta litros de mocos en la nariz; ojalá fuera una moda andar con la nariz toda escurrida, para así no tener que sonarme a cada rato.

Alguien coméntele a Abercrombie pa' que metan la idea en la moda de primavera. Con esta tendencia actual estilo Mugatu's Derelicte, seguro que la nariz llena de mocos sí pega con los fresas...

20.1.05

Las arquitectas tienen buenas tortas

Es insólito que haya tortas ahogadas caseras tan buenas! La danielita mirona hizo la salsita esa de tomate, chilpotle, pimienta y un chorro de cosas más: quedó eróticamente rica sobre el panecito suave y la carnita de puerco (creo que era de puerco) gordita y masticable.

Por otra parte, entre lo relevante del día estuvo la toma de protesta con toda la gente guapa (incluyéndome a mí) codeándose con la crema y nata de la farándula Tec; descubrir la ineptitud de Jorge Keith para resolver un mero asunto de cambio de materia, donde Yael Robles lo resolvió rápidamente y con buena disposición; dar a luz al cuerpo de una nueva canción que parece que pronto va a salir (¡que extrema excitación!); y finalmente tener una plática con el Seco, hermano de la Arqui, sobre cómo voy a empezar este pequeño negocio de los Jatdogs. Me emocioné porque él me explicó casi todo lo que tenía que saber antes de instalarme en una carretita o, en el otro caso, qué debía hacer al ponerme a rentarlas pa' sacar lanita.

En fin, las tortas estaban bien buenas.

Música 'embuelta' en celofán

Mi tranquilidad reside en las visitas tranquilas de pláticas amplias a casa del R2, en los dogos embueltos con la Rk y el R2, el zumbido del carro haciendo bulla entre los sonidos de la noche de Hermosillo. Ésta ciuda'cita, que de noche está a veces quieta como esperando, a veces dormida con el cejo fruncido y las manos apretadas (a veces sonriente, despreocupada, entregada al sueño), a veces palpitante de sudor, rudeza y familiaridad; a fin de cuentas es todo en su conjunto, y cada ente individual de esta noche pueblerina, lo que me tranquiliza y me pone bien.

Aunque por cierto, ayer discutí una damita: ella tiene una piel tan fragante y mimada, tan coqueta y exigente, que es una proeza quejarse de los quereres sin titubear. Yo estoy bien enamorado de sus ojitos que se arquean cuando sonrie (y que se abren presumiendo una mirada sensual y convincente), pero me revienta la lógica del amor disfuncional; a veces sucede como con la cintillas para quitar el celofán de los CD's nuevos: ahí está, obvia y simple, rozando la yema de los dedos, pero se vuelve extraordinariamente complicado el tratar de quitarla.

Yo creo que por eso no compro muchos CD's.

16.1.05

Mi poster

Me pidieron que hiciera un poster para la carrera de Contabilidad, en referencia a este asunto de que solo quedan algunos contadores restantes por graduarse y ya no se abrirá la carrera posteriormente.

Al principio pensé en una parodia del Último de los Mohicanos de Daniel Day-Lewis, pero me dió enorme goeba, así que cambié un poco la idea por la frasecilla que pensaban poner en las camisetas de los CPF's. Me gustó como quedó.


Por otra parte, ahora ví Confessions of a Teenage Drama Queen (no pongo el link a la página, porque me da pena); la película solo valió la pena por esa mujer tan exóticamente sensual que es la Lindsay Lohan, sin embargo si eres mujer, marica, deficiente de testosterona o simplemente buen crítico de cine, no pierdas el tiempo.

Por cierto, ya llegaron Unfortunate Events, Sky Captain & the World of Tomorrow, Dirty Dancing y Closer al cine ^^

Me voy a dormir.

13.1.05

Extracto de 'Mis armas secretas'

"Mi revolucionaria teoría es que los árboles crecen lentos porque son flojos" --Hzowy. (Yo quisiera un postulado de tal magnificencia y belleza).

Este relato siguiente está tomado de 'Mis armas secretas' de Hzowy. Léanlo, vale la pena a pesar de tanta letra; si les interesa, luego les paso la dirección, pues no quiero andar promoviendo blogs que no sé si desean privacidad.


"Aquello estaba invadido de bebés..."

Mis parientes viven en el onceavo piso del edificio Tuscany Tower sobre la avenida Winston Churchill en una zona conocida como Punta Paitilla, perteneciente a la Ciudad de Panamá. El área es una de las más exclusivas como se puede constatar por los altos edificios de arquitectura "Miami Vice" con vista al mar o las calles repletas de Mercedes-Benz y Jaguars.

El movimiento en la ciudad es mas bien furtivo, pareciera que no hay muchas personas o andan muy rapido por todos lados, agazapados entre los matorrales, mirando entre cada hoja para asegurarse y después salir corriendo hacia el próximo arbusto y así. Incluso ir al centro comercial no es tan divertido porque la gente es otra cosa, no en un sentido metafísico, sino que hay una incompatibilidad manifiesta. Caminar no tenía el mismo efecto relajante de siempre y me resultaba abrumador notar que todo áquello estaba lleno de pijos: un montón de judíos con su camisitas (Hard Rock Cafe Jerusalem) y sus gorritas y su estupidez (y uno se sorprende lo iguales que son todos); los chinos y japoneses totalmente estoicos y el ocasional negro que podía darse el lujo de caminar por la zona. A falta pues, de opciones, decidí avocar mis dos semanas de estancia a la lectura y ese canal francés con paupérrima programación... y quizás observar. En un principio me pareció casi didáctico abrir los grandes ventanales que apuntan al sur y mirar. No hacía falta mirar algo concreto, pronto desapareció mi objeción y me deleitaba por horas girando azarosamente mientras leía con ese aire de Mimarine Kirigoe. El sol lo iluminaba todo, la playa no cubría nada y mi invierno transgredido; con todo eso me sentaba a ver a las personas que caminaban fugitivas en dirección al mar (oeste) o al Multicentro (este).

De noche se apreciaba dolorosamente diferente porque no hay gente ni luz. El viento se confabula con todo lo demás para obligarnos a hacer algo estúpido como leer a Cortázar con ganas de sentirse intelectual y misterioso mientras un mechón de pelo negro le cubre la mitad de la cara, cruzando las piernas sugestivamente homosexual, sugestivamente a nadie, al vidrio y su ventana, a la pared angosta y baja. Por lo menos eso es lo que pensaba de la ventana con sus noches y la luna invadiendo el rellanito con su balcón de aparador o de jaula de zoológico, una falta absoluta de potencial, y como siempre, como toda mi vida que consistentemente es un error, estaba equivocado.

Encontrámdome pues, en el el decimoprimer piso, me era fácil ubicar los apartamentos que coincidían con el mio en edificios contiguos (Toledo, Vizcaya, Majestic...) e incluso podía darme el lujo de observar lo que pasaba algunos pisos arriba y algunos pisos abajo en una cascada vouyerista inevitable. Fue cuando empecé a infiltrarme. Algún día me encontraba rabiando y decidí sentarme en el amistoso balconcito a oscuras, con la respiración entrecortada, como siempre que pierdo los estribos. Decidí sentarme ahí por el potencial relajante del lugar y por la bellísima-monótona vista que ofrece. Quizás no encendí la luz para no aullentar el aire romántico y desgarrador que invadia el cuarto, pero no podría asegurarlo. Mas tarde pensé que sería estimulante tirar un colchón y hacer el amor junto a la ventana, viendo los edificios con sus luces que se prenden y se apagan (al azar en un espectáculo multicromático-nocturno-habitacional-polimórficamente lento). Craso error. Mientras miraba, mientras disfrutaba del paisaje, con el rabillo del ojo atisbé la imagen inestable de un televisor en un apartamento del edificio de enfrente. Por curiosidad, traté de descifrar lo que veían. Mi visión no es de mis mejores atributos por lo que tuve que abrir la ventana y asomar, casi la mitad de mi cuerpo estaba a la interperie e intentaba descubrir qué sintonizaban. Imposible. Con un movimiento suave acomodé mis gafas, entrecerré los ojos y observé atento. El viento me acariciaba provocador, el tráfico nocturno lograba mezclar lo demás. Una mujer, un hombre y sexo se proyectaban en la pantalla. Por un momento me sorprendí y senti un vacío expansivo en el estómago (efecto inevitable de la inmoralidad). Mi primer impuslo fue cerrar la ventana y voltear a otro lado, fingir, leer en français; pero curioso (y si quieren perverso) como soy, era imperdonable perdérmelo. Hice el libro a un lado y, titubeante, volví al balconcito. Asome de nuevo, aparante distracción, y lo bueno en todo esto es que la imagen seguía ahí. Era como mirar por un agujerito a la chica que se visteen el cuarto del al lado, el placer culposo y complejo del morbo, eso que no puedes evitar, eso magnético y tus ojos metal, la mano invisible y hercúlea que te toma por el mentón, te lastima, te desgarra la piel y el dolor que es delicioso porque sabes que tendrá recompensa. Había que contemplar la escena completa, goce encantador que no duró mucho. Paulatinamente, el ritmo tedioso de la pareja me hizo perder el interés (efecto ineludible de la pornografía) y comencé a interesarme por otros detalles del cuadro: la cortina transparente en ese color que las mujeres suelen llamar "crema" (yo insisto en que eso es comida), el sofá rojo, una taza humeante en la mesita de centro que debía ser té o café, los discos apilados junto a la lámpara, la alfombra de evidente pestilencia. De golpe, algo se movió en el sillón por lo que tuve que aplicar de nuevo mi técnica analítica. Pude ver una cabecilla cubierta de pelo castaño y el cuello de una camisa naranja. Se tocaba, pude saberlo por el brincoteo vibrador que los hombres conocemos. Sentí de nuevo un abismo en el estómago y una necesidad imperante de correr o encogerme o mirar con más atención. Venció eso inombrable de nuevo, una energía desconocida que quizás se llame indiscreción, la necesidad de presenciar el desenlace (aunque para la película y el estímulo forzosamente era el mismo). Me divertía en un sentido travieso y desafiante observar al individuo mientras el estaba seguro de su secreto. Yo transgresor rompiendo su entorno, un poder que se me otorgaba, la concesión de dominar, un privilegio a mi entera disposición como puntas de aguja en la polilla y lo bien que se sentía tener la capacidad de trastocar un entorno tan cerrado, lo que es de uno volverlo de dos y sólo entonces... mi mirada espectante.

Sorpresivamente el hombre (entonces comprobé que era hombre) se levantó y pude ver a un chico de 16 o 17 años, las facciones borradas por la distancia, boxers azules hasta las rodillas al igual que el pantalón y piernas delgadas. Caminó a la cocina (ventana contigua) y contestó el teléfono. Uno, dos, tres minutos y volvió a sentarse de espaldas a mí. Se tornó entretenido imaginar la situación completa porque muy probablemente los padres salieron a cenar con los Cohen al Mostaza (unos medallones de res gloriosos) o quizás fueron al esperadísimo concierto en el Teatro Nacional. El Casco Viejo está a quince minutos, así que por lo menos tiene media hora para sacar el video de su escondite, correrlo y correrse: temor, sigilo y cautela. Mira con tedioso interés porque ya se sabe las posiciones de memoria y mientras piensa que ya es hora de conseguir otro video ("le voy a decir a Moché") sustituye a los actores con él y una pareja asombrosamente versátil (Margoth, Karina, la prima Andrea...).

El brincoteo para sin aviso y aparece Astroboy en la pantalla. Los padres hacen su entrada triunfal. Jodida interrupción. Este tío es un puñetero cliché.

A partir de ese evento me volví totalmente autómata, dedicado a explorar las artes del espionaje. Me sentía como el personaje de "La Ventana Indiscreta" de Hitchcock en versión caribeña. A partir de las 10 de la noche tomaba mi silla y me sentaba para mirar por la ventana, me encanta que la gente comparta conmigo. Empecé a reconocer caras, cuerpos e itinerarios; lo exótico se mezcló con lo común, lo extravagante y lo habitual de la mano, acariciándome hasta la nausea como el olor a cilantro que se te escurre por la garganta. Tiempo pesado parecido a camellos u hormigas, eso que nos oprime o conforma o completa, pero que no... sí, ya sabemos que no.

El jueves el matrimonio del siete en el Brisa Panamá tuvo una riña. Ella agitaba las manos en el aire y después se tapaba los oídos con las palmas de las manos mientras gritaba. Él se tocaba el pecho y luego apuntaba en varias direcciones. Gritaban. En el contraste nocturno de la ventana, pude ver cómo se acercaban más en el ritual que sospeché a dónde llegaría. Con la cara descompuesta de ira, la mujer echó el cuerpo hacia adelante y él contestó con una bofetada de proporciones meteóricas, lo que la hizo estrellarse con la barra de la cocina. Lloraba al ritmo de espasmos en el vientre y de no ser por que vi sus lagrimas, podría haber pensado que se estaba riendo. El hombre desapareció del cuadro y ella se estuvo un rato sentada en el piso, el pelo rubio corrido que le cubría la cara, de cuando en cuando se tocaba suavecito la mejilla lo que la hacía temblar de nuevo. Estuvo así quince minutos, pero antes de los cinco yo ya miraba a la dama del 3 en Miraflores que daba cena a sus hijos. El nene más pequeño tiró la leche y comenzó a llorar.

El sábado, el solitario del 8 en Marbella tuvo visita. Otro hombre de entre 25 y 30 (traje gris, corbata roja) entró como a las 11 (y parece que la luna los altera). Llevaba una bolsa en la mano con algo que resultó ser comida china y mientras la dejaba en la mesa, se besaron. Cuando hubieron terminado, prepararon la mesa entre los dos y se sentaron a comer. A veces uno ponía un bocado en la boca del otro en un afán romántico-grotesco, como de viuda negra. Cuando terminaron, el solitario recogio los platos y esperaba sugestivo a que la visita tomara la iniciativa, se adivinaba en los movimientos. El primero se inclinó geométricamente para tomar el vaso del segundo y éste lo tomo por el cuello. Se besaron largo rato en una posición que encontré decididamente incomoda y acto seguido, apagaron la luz.

Era lo peor cuando alguno de los observados mostraba pudor y apagaba los focos. Quedaba en mi la sensación opresiva de querer ver el final del capítulo. Seguías toda la emisión fielmente, cuando de repente un hijo de puta prevenido se decidía por la oscuridad y cortaba de tajo la historia, quedándose uno enganchado sin la conclusión, teatro envuelto en colchones mullidos de tinieblas y sonidos de ciudad a las tres de la madrugada. Entonces sólo me quedaba un espejo y mi gemelo del otro lado de la calle, desconcertado y molesto como yo, el coro de una sola voz sucia, la intromisión que se anidaba dentro como un ladrillo o tulipanes densos y grises sobre los pulmones, una insatisfacción tectónica. ¿Cómo saber si consumaron su amor (¿dije amor?) o el invitado recibió una llamada de su esposa o el anfitrión se quedó dormido o millones de mapaches invadieron el departamento, atraídos por el olor a sudor y dulces de menta o...? No parecían darse cuenta que los detalles son los que hacen la historia. Sí, lo peor era que apagaran la luz, las cortinas opacas, los cuartos del fondo...

En diez días observé infinidad de reacciones, secretos y rutinas. En 10 noches descifré modus vivendi, traumas, filias, fobias. La del 13 en el Mejestic se saca los mocos y los unta detrás del refrigerador, a los niños del 15 no les gusta el tomate, el del 8 en Condesa practica el violín (y no es muy bueno), al del onceavo en Tuscany le gusta espiar por la ventana...

El núcleo mas preci(o)so de la naturaleza humana, esa dialéctica asfixiante en peceras de aire y sus gotas enormes desbordantes de vida. Mi propio y terrenal reality show, la naturaleza desgarradora y mordaz. Ilimitada fuente de luna, abstracción desmedida.

12.1.05

Comienzo de Clases

La semana ha transcurrido con calma, nada relevante, excepto buenas clases, al parecer sin excesos de trabajo.

Ya comenzaron de lleno las actividades culturales, de la sociedad y deportivas; no mams, se me acaba el tiempo. Aunque, del horario no me quejo, solo son los ensayos de teatro los que me matan con sus cuatro horas continuas de las 2 a las 6 de la tarde. Me ocupan todo el día.

Ahora fuí al Office Depot a comprar un cuaderno (pasta dura, color verde con una pintura abstracta en la portada de esas pa' parecer bien culto, aunque no encuentres diferencia entre los poemarios de Sabines y el Libro Vaquero), una agenda (pequeñita, de pasta dura y gamuza, con los números de emergencia de ciudad Nezahualcóyotl, Tlanepantla y Estado de México, y los días de los santos ^^), así como un paquete de puntillas.

Después fuí con la Verde y demás gentuza a comer al Pirerpaiper Picsa, por cuestiones cumpleañeras de un sujeto; el lugar está bien sabrosón, limpio, grande y tiene una maquinita de DDR.

Por cierto, ya terminé la sugerencia del Fer, Chao!

"Alice... Te quiero"


8.1.05

Pido sugerencias!

R2's need to sleep:




"Yo creo que la noche es oscura para poder imaginar nuestros miedos sin distracciones" --Calvin (Bill Waterson)


Lo hice hace rato. Sugieranme frases pa' hacer más dibujitos ^^


'Los dioses recostados'

...Por todas partes las estatuas de Buda, de Lord Buda... Las severas, verticales, carcomidas estatuas, con un dorado como de resplandor animal, con una disolución como si el aire las desgastara... Les brotan en las mejillas, en los pliegues de la túnica, en codos y ombligos y boca y sonrisa, pequeñas máculas: hongos, porosidades, huellas excrementicias de la selva... O bien las yacentes, las inmensas yacentes, las estatuas de cuarenta metros de piedra, de granito arenero, pálidas, tendidas entre las susurrantes frondas, inesperadas, surgiendo de algún rincón de la selva, de alguna circundante plataforma... Dormidas o no dormidas, allí llevan cien años, mil años, mil veces mil años... Pero son suaves, con una conocida ambigüedad metaterrena, aspirantes a quedarse y a irse... Y es sonrisa de suavísima piedra, es majestad imponderable hecha sin embargo de piedra dura, perpetua, a quién sonríen a quiénes, sobre la tierra sangrienta? ... Pasaron las campesinas que huían, los hombres del incendio, los guerreros enmascarados, los falsos sacerdotes, los devorantes turistas... Y se mantuvo en su sitio la estatua, la inmensa piedra con rodillas, con pliegues en la túnica de piedra; con la mirada perdida y no obstante existente, enteramente inhumana y en alguna forma también humana, en alguna forma o en alguna contradicción estatuaria, siendo y no siendo dios, siendo y no siendo piedra, bajo el graznido de las aves negras, entre el aleteo de las aves rojas, de las aves de la selva... De alguna manera pensamos en los terribles Cristos españoles que nosotros heredamos con llagas y todo, con pústulas y todo, con cicatrices y todo, con ese olor a vela, a humedad, a pieza encerrada que tienen la iglesias... Esos Cristos también dudaron entre ser hombres y dioses... Para hacerlos hombres, para aproximarlos más a los que sufren, a las parturientes y a los decapitados, a los paralíticos y a los avaros, a la gente de iglesias y a la que rodea las iglesias, para hacerlos humanos, los estatuarios dotaron de horripilantes llagas, hasta que se convirtió todo aquello en la religión del suplicio, en el peca y sufre, en el no pecas y sufres, en el vive y sufre, sin que ninguna escapatoria te librara... Aquí no, aquí la paz llegó a la piedra... Los estatuarios se revelaron contra los cánones del dolor y estos Budas colosales, con pies de dioses gigantes, tienen en el rostro una sonrisa de piedra que es sosegadamente humana, sin tanto sufrimiento... Y de ellos mana un olor, no a habitación muerta, no a sacristía y telarañas, sino a espacio vegetal, a ráfagas que de pronto caen huracanadas, con plumas, hojas, polen de la infinita selva...

-- Pablo Neruda, "Confieso que he vivido" --

Casi me salían estrías en la sonrisa

Siguiendo el hilo de la misma problemática de la mariconsísima multa, resultó que ayer jueves me levanté relativamente temprano (diez de la mañana) para ir a pagar mis deberes de ciudadano.

La mecánica de mi pago de multa era tomar un turno y esperar junto con los que pagaban predial, placas, estado de cuentas y otros asuntos de tesorería. Saqué el B78 y pregunté por el número en turno: letra D noventa y tantos. Así que tomé asiento porque me faltaban diez números de la letra 'D', cien números de la letra 'E', cien números de la letra 'A' y setenta y siete números de la letra 'B'.

...Tres horas después solo habían llegado a la E64.

Pero vamos, preguntando se entiende la gente. Así que, como había visto un letrero donde se leía "Después de las 2.30 favor de pagar en Barandilla", me dijeron que los números no se hacían válidos cuando se abriera la Barandilla.

Bajé al cuarto para las dos, feliz de solo esperar 45 minutos a ser el primero en pagar en Barandilla, que seguir esperando dos días a pagar mi asquerosa e insulsa multa.

A las 2 abrieron y fuí el primero. Luego subí a hacer público el anuncio de que, en Barandilla, toda aquella gente aquejada por la lentitud de la burocarcia podía pagar en menos de 15 minutos. Al principio, se mostraron necios y dudosos, después cedieron.

Y fueron pocos los que tuvieron que esperar mucho tiempo ^^


Después manejé rumbo a la escuela por la carretera de la Minera, la ruta más solitaria y exquisita de la tarde; no sé si fué la música de viaje, los cerros abandonados y solitos, y la ventana abierta a 120 por hora, pero no me podía quitar la sonrisa y la piel chinita...

Un día de esos no voy a parar de manejar y probablemente terminé en el Yukón o en Buenos Aires.

Casi me salían estrías en la sonrisa...

6.1.05

Multado, pero contento

Patrullita de mierda! Ahora una de ellas, por la Veracruz, me echó sus putísimas luces de sirena y me hizo señas para pararme:

Chota: "Venía muy rápido, ¿no cree?"
Calvin: "No, venía a sesenta"
Chota: "Pues el límite es cuarenta y cinco y cuando hay tráfico como orita hay que ir más lento"
Calvin: "...(No mames)"
Chota: "..."
Calvin: "¬¬"
Chota: "Trae la licencia, ¿no?"
Calvin: "Aquí está..."

--El oficial tomó notas con esa arrogancia con la que pretenden parecer estar haciendo lo correcto.

Chota: "¿A donde va? ¿A la escuela?"
Calvin: "No, a recoger a mi mamá que está recién operada en el hospital"
Chota: "...a-a-ah..."

--Prendí el carro

Chota: "F-F-Feliz año, que s-se mejore..." (Palabras ininteligibles siguieron mientras arranqué)

Que placentera se sintió esa última frase apenada ^^


Ya después de terminar los pendientes del día con una multa irreverente, hice arreglos con Zeev para comenzar con el grupo que siempre habíamos estado postergando; ahora se concretó el asunto (¡que gozo!).

Y por último, el whisky, las galletas con el queso ostionado, las ridículas fotos guardadas de la primaria y el Charly, el Leon y el Arturo, reconfiguraron un día que no tenía ínfulas de terminar jocoso y alegre. ^^

5.1.05

'She has no time' tiene la culpa

Aquella me ponchó una nube en los ojos.

El sueño se me ha apagado casi instantáneamente y la mandíbula se me revienta de tensión.

Tengo unas ganas increíbles de meterme silenciosamente en la cama, enroscarme como molusco y abrazarme por la espalda.

Más me vale acostarme...

4.1.05

Itinerario Vacacional

Ahora bien, a pesar de que no tenía muchas ganas de pasar las fiestas decembrinas en una ciudad desconocida y algo desagradable para mí, creo que fué lo mejor.

Iba con el único plan de visitar a mi apá, que se había ido desde julio a trabajar allá, porque movieron el corporativo de gasolineras; ni modo, vendieron El Capitán. Pero las actividades secundarias fueron de primera ^^
Para empezar, dormí las horas que me hacían falta desde principios del semestre, estando metido en la cama siempre antes de las diez de la noche; también leí cuatro libritos algo interesantes (Los ojos del perro siberiano --A. Santa Ana, Confieso que he vivido --Neruda, El anticristo --Nietzche y terminé con Lola Casanova --Rojas González), con los que me desvelaba a veces hasta a la dos o tres de la mañana; comí asquerosamente, de toda calidad, cantidad y variedad de restaurantes, puestos y chucherías; di algunos paseos por San Diego, San Ysidro, Ensenada y Rosarito (con sus respectivas compras, tragaderas y perdidas); y tuve una navidad tranquila, con el tiempo que le hacía falta a mi apá para vernos y disfrutarnos.

Me da una asquerosa goeba abundar en más detalles.

Ah, por cierto, un suceso curioso: donde me quedaba es en el departamento de Tijuana que se comparte con otra persona del corporativo del negocio. Esta persona, había salido de vacaciones a Vancouver, así que tuvimos el departamento para nosotros tres nada más. Pero dejó un recado de que el día 27 iba a llegar un amigo de él y se iba a quedar en su habitación: Jorge Ceballos.
Yo nunca ví cuando llegó, solamente oía su voz y a veces sus pasos cuando entraba o salía, pero nunca supe quién era. A veces platicaban brevemente, él y mi apá, en la mañana antes de salir al trabajo. En las noches se llegaba a oir la tele prendida. Solo por esos indicios sabía que había alguien en el cuarto contiguo.
Sin embargo, fué hasta la última noche, cuando estaba haciendo mi maleta, que se abrió la puerta del cuarto del inquilino desconocido. Su cara obviamente me era conocida, pero me tomó algunos segundos captar la ridiculez del asunto. Este tipo, conocido más comúnmente, como El Chileno, era el tal Jorge Ceballos. Y ya nos conocíamos, ya habíamos hablado antes, habíamos pisteado juntos y nos habíamos reído juntos.

En fin, después haber aclarado cuantas veces habíamos divagado, perdiendo el tiempo, al no tener nada que hacer en Tijuana, salimos en la lluvia rumbo al McDonald's más cercano a comprar una cuarto de libra y un sundae.
Tocamos temas triviales, escolares y algunas broncas personales que me relató con cierta amargura por la densidad del tema, pero un completo agrado de tener a alguien de la edad con quién comentarlas. Después cada quién se fué a dormir.

Dudo que lo vuelva a ver. Ojalá se arreglen sus problemas.

Ya regresé de Tijuana

Diez días en Tijuana no le cambian mucho la perspectiva a uno de lo que ofrece una ciudad; sigo pensando que esa ciudad tiene cara de muerta. Es una ciudad cadavérica, saturada en cada orificio por insectos carroñeros, que vienen cuales nómadas, temporalmente, sin la menor cuidado por el estado de su anfitrión.
Uno ve tanto movimiento, que la ciudad parece temporalmente llena de energía, pero es solo un gentío pululante hacinándose sobre la frontera.
Hay una mezcla riquísima de gente --desde franceses y mongoles, hasta veracruzanos y guatemaltecos--, pero al parecer, para la mayoría, Tijuana es un motel barato de paso, en el que irónicamente muchos se quedan el resto de su vida (y para siempre es un motel de paso).
Por las noches se llena la calle Revolución con la peligrosa concurrencia de stoned gringos , drunken narcos, mujeres de bragas rojas y faldas cortas, y un un gentío pochísimo que sin reparos esparce la fiesta, el vicio y la noche. Es la calle más activa de la noche, la más famosa y la de mayores advertencias de Tijuana.

Por otra parte, a cercanía al mar, a la frontera y al desierto, junto con su clima templado, convencen de que Tijuana es una ciudad prolífica y con cierto potencial.
Tiene unos restaurantes buenísimos y una extensa variedad de arquitectura (desde Acapulco en los 80's, hasta exóticas casas tailandandesas, marroquíes con fachadas clásicas, romanas o afrancesadas).
¡El lenguaje naco y pocho también es buenísimo! Y ya no se hable sobre la calidad de restaurantes de comida (hay uno de comida mexicana sureña bien sabroso).

Hay cosas rescatables, sin embargo, me quedo aquí con Hermosillo (nunca pensé que iba a decir eso).