Caldo de cultivo

28.1.05

Retazo de nube

Raúl come poco y duerme tranquilo.

La lengua de Raúl ha tomado valor y ahora se ha vuelto insensiblemente tiránica y caprichosa; le traiciona, le envenena, lo controla.

Raúl escuchó en el radio que una nube enorme revoloteaba con terquedad los cielos de su casa y se alarmó. Lloró tanto mientras esperaba que un roce de nube rebanara de un tajo sus columnas y sus persianas que, cuando vió que la nube no se acercaba, dejó de creer en el cielo.

A últimas fechas Raúl se pavoneaba con indescriptible orgullo y plena seguridad de conocer la física de las nubes y la naturaleza del corazón; alzaba la barbilla y miraba de reojo cuando amaba, con el perfil emperador de aquel que merece todas las melodías y todas las estrellas.

Sin embargo, ahora he leído que Raúl fué aplastado por una nube triste y desempleada que cayó al suelo por el peso de sus lágrimas...

(...y él, que no creía que el cielo existe y se cae)