Caldo de cultivo

14.7.06

Oaxaca, 14 de Julio

Pasamos dos días en la Ciudad de México, después de salir de Guadalajara. Fuimos a Teotihuacán, el zócalo capitalino, la alameda central, la torre latinoamericana, el Sanborn's de los azulejos, exposiciones diversas, Coyoacán y demás cuestiones que por falta de tiempo no puedo relatar ahora.

Sin embargo, llegamos a Oaxaca ahora y veremos qué sucede.

11.7.06

Guadalajara, 11 de Julio (Dos)

Por la llegada tarde de anoche, salimos tarde para descansar. Eran las diez de la mañana y ya estábamos en la carretera rumbo a Guadalajara.

Sería por temerarios o por codos (seguramente las dos), pero decidimos tomar la libre ya que la de cuota nos saldría en casi cuatrocientos pesos en casetas; el tramo más corto y más caro que pagaríamos en el viaje.

Estuvo lleno de curvas peligrosas, caminos sinuosos, algunos barrancos y otros camiones que alentaban el camino al paso por los pueblos, pero la vista y la emoción hizo valer la pena el tiempo extra de camino.

Aquí el güero (nuestro amigo de España) enfermó del estómago y tuvo calentura todo el día. No comió ni las tortas ahogadas, ni las enchiladas de mole "La Gorda", ni los chongos zamoranos, ni la carne en su jugo; seguramente fueron las tostadas de ceviche y su estómago delicado.

Ahora nos quedaremos en un hostal de la juventud, estilo europeo, que ciertamente tiene extranjeros de todo el mundo; en nuestro cuarto hay japoneses. Lo que divierte de este lugar es que es un ambiente como de otro país.

Seguimos yendo al sur.

Guadalajara, 11 de Julio (Uno)

Llegamos ahora a Guadalajara después de un largo viaje desde el norte. Salimos el lunes, aunque habíamos planeado salir el domingo, pero un retrasto de tres horas en mi vuelo a Hermosillo rompió con los planes.

El mismo lunes llegamos a Mazatlán como a las cuatro de la tarde, pero los vacacionistas alentaron la entrada y salida de la ciudad; la playa estaba nublada y el ambiente era frío, pero aún así comimos a orilla de la playa, unas tostadas de ceviche y unas micheladas.

Para las cinco de la tarde ya íbamos saliendo a Tepic, Nayarit donde íbamos a pasar la noche. La carretera de cuota estaba en reparaciones y el tráfico por la libre era asqueroso. Aunado a eso, la carretera era chica, sin acotamientos, en medio de forraje vasto, de noche y con un chubasco severamente fuerte; de igual manera la carretera tenía ciertos derrumbes que dejaban rocas en la autopista. Nos encontramos con un accidente que detuvo el tráfico cerca de una hora en medio de la negrura de la noche solo iluminado con luces de ambulancias y patrullas. Así que el trayecto que debía ser de unas cuatro horas terminó siendo de siete horas.

Llegamos al hotel más barato que había en Tepic. Ciento veinte pesos, con cortinas de bolitas que salían hacía la calle. Nuestro cuarto estaba encharcado por el agua del excusado que estaba tapado, así que pedimos cambio a otro cuarto. En el otro no había mosquitero y cuando abrimos la ventana, se oían insectos zumbando entre los árboles. Las sábanas tenían sangre lavada, manchas de cigarros y un color sucio; noche tensa, pero temeraria. Quien sabe cuánta enfermedad venérea andaría por ahí.

Pero dormim0s bien

9.7.06

Monterrey, 9 de Julio

Mañana mismo (lo que sería ahora en unas horas) salgo rumbo al sur.

Empieza el buen viaje que hace tiempo (quizá un par de años) tuve en mente pero nunca realicé.

Estoy nervioso, pero venga, ya es hora de salir.

8.7.06

Monterrey, 8 de Julio

La noche de ayer fue dura.

Tuvimos que correr a una bola de ojetes que se anexaron al depa, solo porque conocían a uno, pero no se fueron sino hasta pasadas las tres de la mañana y varias horas después de que incluso el conocido de éstos, ya se había ido a dormir en excesiva ebriedad.

El de la excesiva ebriedad despertó al poco rato, cuando lo tratamos de llevar a su cama, sonambuleando mientras gritaba con odio que él no votaría por AMLO y que la familia del Toño son una bola de puñales (sic). Después aquel primero fue a su cuarto y al verlo ocupado se puso violento; hubo golpes entre los inquilinos, me levanté y me tocaron empujones y golpes de borracho.

Cuando terminaron los golpes el de la excesiva ebriedad dejó de andar sonámbulo; hubo discusión y después risas porque él no recordaba nada de lo que había dicho o hecho. Estaba sonámbulo pues.

Me quise ir a acostar de nuevo y hubo golpes otra vez, por resentimientos del que había ocupado el cuarto del de excesiva ebriedad. Me levanté de nuevo por los gritos y me tocaron más empujones.

Me pude dormir a las 6.30 de la mañana.

6.7.06

Monterrey, 6 de Julio

El lugar en el que estoy viviendo es una pocilga viviente. Cuando uno apaga las luces, un desfile silencioso de cucarachas sale a andar por la casa; los mosquitos atacan donde quiera que haya piel si es que un abanico no los espanta; las colillas de cigarro (y quien sabe qué más) y los botes de cerveza guatemalteca llenan el piso y le dan un aroma a bar al departamento.

Hace unos días vino una señora a limpiar y sacó tres bolsas negras de latas, con una sonrisa de haber hecho su agosto con tanto kilo de aluminio.

Haciendo a un lado eso y la colonia de setas, champiñones y demás entes del reino fungi que habitan las regaderas de la casa, el ambiente en general es agradable. Se vive una güeva en extremo, sin ningún compromiso más que permitir beber a todo aquel que lo requiera y cooperar con el buen humor comunal.

Monterrey me agrada. Vi a gente que hace años no veía y otra más que no es saludable dejar de ver por más de un par de horas. Veremos que sucede. Mientras, estoy contento.

2.7.06

De viaje

Fue un buen dia de elecciones y este mismo día salí de Hermosillo, para llegar a Monterrey.

Estaré de viaje cerca de un mes en esta ciudad, Guadalajara, Ciudad de México, Oaxaca y Chiapas.

Ni idea de que espera el camino, pero vuelvo en agosto.