La sirenita
Creo que fué el Martes cuando vi de nuevo la sirenita rojiazul.
Yo sabía. Cuando me levanté ese día, el agua fría y escasa anunció un pésimo día: el examen fue difícil, me agarré a palabras con el Mercados, se reventó la cuerda de mi guitarra antes de la serenata y fue cuando venía regresando a casa, que me atacaron dos veces los parásitos de la ley.
Es penosa la burocracia.
La primera vez me pararon por una vuelta a la izquierda donde no debía de hacerse (insisto que el letrero que lo prohibía no lo aclaraba). Sí me multaron, así que cambié rumbo hacia la Comandancia (es verídico que uno puede pagar sus multas a las 2.00 de la mañana y nunca hay fila).
La segunda vez me pararon por imbéciles (quince minutos después de la primera vez).
Me paré y atrás la patrulla. Saqué la mano agitando la multa que recién me acababa de ganar:
Chotín: (Entre risas) "¿A ver, ¿por qué te pararon?"
Calvin: "Di vuelta donde no debía"
Chotín: (Fingiendo profesionalismo) "...ah... ¿Y que están haciendo?"
Calvin: (Con estúpida obviedad) "Manejando... voy a pagar la multa"
Chotín: (Mirando la multa) "..."
Calvin: (Con prisa) "...entonces ¿por qué me está parando?"
Chotín: "Venías muy rápido, ¿que no?"
Calvin: (Harto de un mal día) "¡Jajaja! ¡Me acaban de parar oficial, lo vi a usted desde lejos y estuve pendiente de no pasar ni de cincuenta! ¿Cómo cree que voy a andar en exceso orita?"
Chotín: (Necio como mula) "Están tomando, ¿no?"
Calvin: (¬¬) "Traemos una guitarra, la mochila de la escuela y voy a pagar una multa... ¿Parece que estamos tomando?"
Chotín: (Protocolizando) "A ver tu licencia"
Calvin: (Sin cooperar y apresurado) "No no, ¿por qué me está parando?"
Chotín: (Pensando) "...(¿qué más digo?)..."
Calvin: (Pensando) "...(¿qué más me vas a decir?)..."
Chotín: (Sin más remedio) "Váyanse con cuidado pues"
(No mames...)
Reitero de nuevo: Es penosa la burocracia.
Llego a la comandancia a Barandilla para pagar mi multa. Un señor de edad atendía sin levantar la mirada. Le pasé la multa mientras sacaba mi cartera, pero el señor me recordó que faltaba mi tarjeta de circulación, así que volví al carro por ella.
El saldo resultante de la multa había sido de veintitrés pesos.
Le di un billete de cincuenta: "No tengo cambio" -dice el fabuloso inútil. Saqué entonces un billete de veinte y una moneda de un peso que traía en la bolsa. "Oye Matute, ¿no tienes dos pesos? es que ya no traigo más feriecita" -le pregunté a quién me acompañaba, pero tampoco traía nada.
Fui con un oficial que atendía la ventanilla contigua, pero dijo que tampoco tenía nada. "Oiga señor, ¿no me puede perdonar los dos pesos? es que sinceramente no traigo la feria exacta" -le sugerí con toda la amabilidad posible que pudiera conseguir un favor.
"No. Vuelve otro día" -contestó el sujeto. "¡Señor! ¡No me haga volver hasta acá solamente por dos pesos!"
No siquiera se inmutó, así que volví al carro a buscar algunas monedas; solo encontré una pluma y diez centavos que con un desprecio asqueroso le puse en el mostrador, al lado de la ridícula multa de veintitrés pesos.
"Vuelve otro mañana" (y esa fue la frase que detonó un "...UTA MADRE! ¡No mames!")
Al lado estaba un sujeto que se tallaba los ojos con sueño. Le pedí dos pesos: "Es tu día de suerte" -me dijo dándome el par de monedas salvadoras de la inquisidora e irracional burocracia.
Tomé mi pluma y mis diez centavos y le dejé el resto y me retiré, no sin antes despedirme:
"¡¡Pinche burocracia vale ver....!!" (Gracias, que tenga un buen día).
...y me fui más tranquilo. ^^
Yo sabía. Cuando me levanté ese día, el agua fría y escasa anunció un pésimo día: el examen fue difícil, me agarré a palabras con el Mercados, se reventó la cuerda de mi guitarra antes de la serenata y fue cuando venía regresando a casa, que me atacaron dos veces los parásitos de la ley.
Es penosa la burocracia.
La primera vez me pararon por una vuelta a la izquierda donde no debía de hacerse (insisto que el letrero que lo prohibía no lo aclaraba). Sí me multaron, así que cambié rumbo hacia la Comandancia (es verídico que uno puede pagar sus multas a las 2.00 de la mañana y nunca hay fila).
La segunda vez me pararon por imbéciles (quince minutos después de la primera vez).
Me paré y atrás la patrulla. Saqué la mano agitando la multa que recién me acababa de ganar:
Chotín: (Entre risas) "¿A ver, ¿por qué te pararon?"
Calvin: "Di vuelta donde no debía"
Chotín: (Fingiendo profesionalismo) "...ah... ¿Y que están haciendo?"
Calvin: (Con estúpida obviedad) "Manejando... voy a pagar la multa"
Chotín: (Mirando la multa) "..."
Calvin: (Con prisa) "...entonces ¿por qué me está parando?"
Chotín: "Venías muy rápido, ¿que no?"
Calvin: (Harto de un mal día) "¡Jajaja! ¡Me acaban de parar oficial, lo vi a usted desde lejos y estuve pendiente de no pasar ni de cincuenta! ¿Cómo cree que voy a andar en exceso orita?"
Chotín: (Necio como mula) "Están tomando, ¿no?"
Calvin: (¬¬) "Traemos una guitarra, la mochila de la escuela y voy a pagar una multa... ¿Parece que estamos tomando?"
Chotín: (Protocolizando) "A ver tu licencia"
Calvin: (Sin cooperar y apresurado) "No no, ¿por qué me está parando?"
Chotín: (Pensando) "...(¿qué más digo?)..."
Calvin: (Pensando) "...(¿qué más me vas a decir?)..."
Chotín: (Sin más remedio) "Váyanse con cuidado pues"
(No mames...)
Reitero de nuevo: Es penosa la burocracia.
Llego a la comandancia a Barandilla para pagar mi multa. Un señor de edad atendía sin levantar la mirada. Le pasé la multa mientras sacaba mi cartera, pero el señor me recordó que faltaba mi tarjeta de circulación, así que volví al carro por ella.
El saldo resultante de la multa había sido de veintitrés pesos.
Le di un billete de cincuenta: "No tengo cambio" -dice el fabuloso inútil. Saqué entonces un billete de veinte y una moneda de un peso que traía en la bolsa. "Oye Matute, ¿no tienes dos pesos? es que ya no traigo más feriecita" -le pregunté a quién me acompañaba, pero tampoco traía nada.
Fui con un oficial que atendía la ventanilla contigua, pero dijo que tampoco tenía nada. "Oiga señor, ¿no me puede perdonar los dos pesos? es que sinceramente no traigo la feria exacta" -le sugerí con toda la amabilidad posible que pudiera conseguir un favor.
"No. Vuelve otro día" -contestó el sujeto. "¡Señor! ¡No me haga volver hasta acá solamente por dos pesos!"
No siquiera se inmutó, así que volví al carro a buscar algunas monedas; solo encontré una pluma y diez centavos que con un desprecio asqueroso le puse en el mostrador, al lado de la ridícula multa de veintitrés pesos.
"Vuelve otro mañana" (y esa fue la frase que detonó un "...UTA MADRE! ¡No mames!")
Al lado estaba un sujeto que se tallaba los ojos con sueño. Le pedí dos pesos: "Es tu día de suerte" -me dijo dándome el par de monedas salvadoras de la inquisidora e irracional burocracia.
Tomé mi pluma y mis diez centavos y le dejé el resto y me retiré, no sin antes despedirme:
"¡¡Pinche burocracia vale ver....!!" (Gracias, que tenga un buen día).
...y me fui más tranquilo. ^^
3 Comments:
Jeje esa era la arte de la historia que me faltaba saber ^^ thnks =P
By ~ betty_vaga ~, at 8:11 p.m.
jajajajajaja
inche negra curada
Otro pedo este post
By Charly, at 10:09 p.m.
jajaja,
"...los parasitos de la ley".
Verdad que "parasito" es la mejor palabra del mundo?? jaja,
Ciertamente, es penosa la burocracia.
Pero bueno, el señor ese (el que te atendio) te podia haber aceptado los 21 pesos, siempre y cuando el tuviera 2... pero si no tenia, pues luego se mete en problemas el si te deja a ti pagar "de menos".
De cualquier forma, no dudo que haya sido nomas por mamon que tomo esa actitud...
Saludos negrisima,
By LanthanumHexaboride, at 7:04 p.m.
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