Resaca de mar

Ayer fué el confabulado viajesón a Kino con parte del elenco de la obra.

No salimos tan temprano como lo planeamos (todo el mundo sabe que esos viajes son imposibles de realizar tal cual fueron planeados), sin embargo, sí salimos a buena hora para estar buen tiempo al sol, jugar un rato, enterrar a la Betty, dormir con el golpe de las olas, empaparnos en el mar y, de paso, alocarnos en un breve paseo en la banana.

La comida fué exitosamente deliciosa; el hambre nos devoraba a todos, hasta el momento en que recibimos los primeros platillos -unos por poco mordían la mesa en su desesperación-.

Al final caminamos un rato por la playa recogiendo conchas, tirándolas unas al mar -guardando otras-, pisándonos las huellas en la arena y clausurando, frente al atardecer y con ansias de repetir esto algún día, el paseo tan breve, pero tan reconfortante.

La tranquilidad me sedó con una sonrisa enorme, aunque sólo hasta hablar con ella...

...me quebré.

Pero ya para ahora me recompuse. Más por el ansia de no dislocar mi sonrisa de viaje, que por sentirme tranquilo con sus razones.


"El amor es eterno mientras dura..." --Ismael Serrano