Caldo de cultivo

30.11.04

Momentos incómodos en el elevador

Ya me estaba desabotonando el pantalón cuando me dí cuenta que nadie estaba grabando. Que no era una película erótica y que mi única razón de estar en el pequeño elevador junto a esa sensual dama de traje sastre untado al cuerpo, era porque ambos esperábamos llegar a nuestro piso correspondiente. Yo venía a entregar un trabajo.

En el piso 14 la mujer me pidió permiso, la excusé con propiedad y ella salió haciéndo sonar sus tacones. No pasaba los treinta y creo haber notado un dejo de coquetería cuando me saludó en la entrada del elevador en la Planta Baja (aunque probablemente esperaba a que me decidiera a qué piso tenía que ir, hasta que desesperó y por eso fué ella quién eligió). La mujer no se quedó, pero me dejó su relevo: un profesionista rollizo y canoso, de calvicie notoria y cara de pocos amigos.
Tuve que quedarme con el relevo y, al darme cuenta que en el piso 14 no era mi destino, presioné el 16, impacientando con mi inseguridad a mi único acompañante.

Relevo rollizo: "...La flecha decía que iba para abajo"
Viajante confundido (Yo): "Es que me equivoqué... Perdón, perdón... Es aquí luego luego arribita..." (...terminé mi frase con volumen penosamente inaudible ante el poco interés del sujeto por mis razones)

Bajé velozmente en el piso 16, ahora dejando yo a mi relevo: Una mujer pálida y acabada, de piernas cuyas várices simulaban la No.14 de Jackson Pollock; yo desembarqué y el hombre no pareció más contento.

Me sentí tranquilo dejando ocupado al señor, pero de nuevo no estaba en el piso correcto; me había equivocado de nuevo.

Al viajar al 7mo y darme cuenta de que no lo era tampoco, fuí al piso 15 y después hasta el 17; errores de nuevo.

Desistí...

Me fuí entonces hasta el 3er piso y desde ahí recorrí hacia arriba, uno por uno.

En el piso 4 me hice el hombre ocupado "hablando" por teléfono mientras simulaba esperar con prisa a alguien. Y es que en cuanto me bajé del elevador, una pareja de colaboradores me miró a través del cristal esperando que entrara a la única oficina de ese piso; el elevador tardó una eternidad en volver, así que subí por las escaleras al 5to y ahí lo tomé.

En el 8vo me hicieron compañía (Silencios incómodos mientras sentía el cubo de acero subir con parsimonia... supongo que ahí en la torre ya están acostumbrados a esos momentos)

El piso 9 tenía arreglos muy buenos. Creo que el 10 también.

Una mujer mayor, muy elegante y educada que finalizaba su jornada bromeó con cierta gracia al ver que asomé la cabeza por el elevador del piso 11 y volví a meterme: "jeje, ¿perdido...?"

Al final volví al piso 14, dándome cuenta que podía haber acompañado a la atractiva mujer que me había abandonado con el pelón rollizo y malencarado. Desgraciadamente, la mujer, que al parecer era la recepcionista, leía los chismes de revista, sentada con una pose tan antiestética y poco sensual, que perdió el encanto totalmente. Estúpidamente me dí cuenta que al lado estaba la oficina que buscaba...

No me recibieron, pero dejé el trabajo y salí triunfal.


"Planta Baja, por favor... (Dios mío, que seguridad de hombre)"

...Salí campante por la acera de la torre, media hora después.

1 Comments:

Publicar un comentario

<< Home