De manera silenciosa

Dos veces usé cepillos de dientes que no eran míos.
Una noche la policía me agarró por allanamiento de morada en el techo de una casa; yo sólo estaba esperando a verla llegar e irme contento. Me pidieron mordida y me dejaron ir sin que nadie supiera nada.
En mi cumpleaños, hace varios años, me regalaron un pay de queso y lo tiré completo, a pesar de ser mi favorito. Estaba desabrido.
Cierta vez dejé de salir con alguien porque el olor de su piel era demasiado fuerte para mi gusto. Por otra parte, todavía me fascina el olor de piel de una persona.
Hasta la fecha me da enorme pena llegar tarde. Me cuesta demasiado dejar de hacerlo.
Siempre he querido estudiar música. No sé cuándo lo voy a hacer.
Muchas veces me vestí elegante y salí a manejar por la calle, escuchando música. En veces cené y volví a la casa. Otras veces lloré.
El jueves pasado comí bolonia Rosarito y seguí eructando su sabor hasta el viernes por la noche. Ahora me da un asco tremendo.
Me gusta el desconcierto y la sonrisa tímidamente dudosa de la gente que no está acostumbrada a recibir un abrazo.