Caldo de cultivo

9.6.06

Lost in translation

Ayer tenía planeado salir de este pueblo; no había razón para quedarme más días, hasta el momento en que le sonó buena idea, al jefe, el hecho de adelantar trabajo el fin de semana. La cuestión es que solamente me quedo yo a ayudar a un sujeto que viene de Cd. Obregón.

Mi maleta es para cuatro días nada más, así que habrá que buscar una lavandería con urgencia.
Llegué al hotel relativamente temprano, o bien, antes de las diez de la noche, pero salí a caminar varias cuadras buscando una tienda dónde pudiera comprar una tarjeta de teléfono de más de cien pesos, pero en este pueblo de mierda no hay nada; solamente hay perros por todas partes y ya he oido que digan "Perro Peñasco".

Cuando volvía al hotel ya estaba oscuro y me encontraba en el camino más perros y cholos en bicicleta.

Ya en el hotel, pasé al Bar, pero poco me animó los meseros sentados en el cotorreo típico de un antro sin gente. Pedí cena al restaurante, pero no me animé a quedarme a cenar en la mesa vacía, así que comí en el cuarto, cerrando cortinas y oyendo a The Used.

Aquí no hay cine. No hay parques. No hay cafés. No hay librerías. Aquí solamente hay bares de fin de semana para gringos, casas de cartón y tabique para los pobres, condominios de lujo con vista al mar para las carteras gordas y arena a montones para todos.

Era un pueblo de pescadores que se lo comió la marea.

...y aquí uno se pierde entre tanto vacío.

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