Caldo de cultivo

30.11.05

La cicatriz que tengo en el dedo índice es un triángulo

Puede ser que mi nombre haga sombra en tus haberes y andares. Será ese día que te abrigaré del Sol cuando éste te queme la blancura escrita por exilio y oscuridades.

Volverás y te arderan los ojos, te arderán los labios, te ardera el sexo, el corazón.

Tendiéndote una mano y una sonrisa burlona, cesarán su vuelo los carroñeros sobre pieles casi muertas, hediondas a castidad, a desvelo empolvado. Y, después, con los dedos empapados entre mi pelo esperarás que no rompa tu orgullo diciéndolo...

Pues sabrás que al amor no se le pide amor; que éste no se trata con pinzas y que suele herir por encima del dintel. Que al amor se le arrincona, se le exprime, se le arriesga y se le secuestra.

Que el amor es vulnerable hasta que alguien dice: Te lo dije.

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