Compendio de carretera
No tuve tiempo de anunciar la nueva salida de Hermosillo.
Yo bien decía que no quería volver a casa. Estuve solamente un par de días antes de volver a echarme la mochila al hombro.
Salimos de nuevo el 22 de junio a Cd. Juárez por la ruta norteamericana, saliendo por Arizona, pasando por Nuevo México y Texas.
El camino fué impresionante. En Arizona cuatro aviones caza de guerra y un bombardero antiguo nos pasaron sobre la cabeza al salir de la base aérea. Entrando a Nuevo México había letreros: "Caution wind storms/Visibility may drop to zero". Rumbo a Texas un trailer de doble caja yacía de barriga fuera de la carretera sobre una camioneta de mensajería, víctimas de los fortísimos vientos y la estupidez.
...el paisaje cambiante como un mundo completamente distinto donde los cerros se alejaban a la mirada. Se volvían más toscos, más fríos, como gigantes muertos. Y había lagunas de arena, largas hasta donde la mirada ya no alcanza o huyendo bajo la falda de un cerro maternal.
Cd. Juárez no era tan malo como pensaba; una ciudad fronteriza grande, ciertamente complicada más no por eso menos agradable. Probablemente se adornaba con la visión de viaje. Pero me encantó.
Chihuahua ya lo conocía, pero no a su asfixiante calor. Las calles son también confusas como en Cd. Juárez donde se hacen cruces extraños en sentidos contrarios. Sólo dormí una noche antes de partir a Monterrey.
Ahí no había vuelto desde el aniversario 60 del Tec, hace casi ya dos años. Me acordé de todo... de todo... Ahora precisamente tuve la oportunidad de ver a STOMP en vivo, presentándose en el Auditorio. Locamente fascinante.
Volveremos mañana a Chihuahua, probablemente nos quedemos un día para ir a un cañón a escalar, por invitación de René, un amigo paramédico en rescate urbano.
La comodidad no se aparece por aquí. Las cucarachas plagan el departamento en el que estoy. No hay cama, ni aparato que refresque el húmedo calor. Ya recibí una rebanada de dedo con una navaja que había en una bolsa. Una noche mientras dormía en el piso hospedé a la familia de hormigas rojas y ahora precisamente me abrí el codo con una mesa de vidrio. Ni se hable de la comida, que a veces no se aparece muy seguido en abundancia...
A veces sí extraño...
No sé cuándo vuelva, pero ya tocará regresar. Mientras tanto sonrío, pues no hay prisa.
Yo bien decía que no quería volver a casa. Estuve solamente un par de días antes de volver a echarme la mochila al hombro.
Salimos de nuevo el 22 de junio a Cd. Juárez por la ruta norteamericana, saliendo por Arizona, pasando por Nuevo México y Texas.
El camino fué impresionante. En Arizona cuatro aviones caza de guerra y un bombardero antiguo nos pasaron sobre la cabeza al salir de la base aérea. Entrando a Nuevo México había letreros: "Caution wind storms/Visibility may drop to zero". Rumbo a Texas un trailer de doble caja yacía de barriga fuera de la carretera sobre una camioneta de mensajería, víctimas de los fortísimos vientos y la estupidez.
...el paisaje cambiante como un mundo completamente distinto donde los cerros se alejaban a la mirada. Se volvían más toscos, más fríos, como gigantes muertos. Y había lagunas de arena, largas hasta donde la mirada ya no alcanza o huyendo bajo la falda de un cerro maternal.
Cd. Juárez no era tan malo como pensaba; una ciudad fronteriza grande, ciertamente complicada más no por eso menos agradable. Probablemente se adornaba con la visión de viaje. Pero me encantó.
Chihuahua ya lo conocía, pero no a su asfixiante calor. Las calles son también confusas como en Cd. Juárez donde se hacen cruces extraños en sentidos contrarios. Sólo dormí una noche antes de partir a Monterrey.
Ahí no había vuelto desde el aniversario 60 del Tec, hace casi ya dos años. Me acordé de todo... de todo... Ahora precisamente tuve la oportunidad de ver a STOMP en vivo, presentándose en el Auditorio. Locamente fascinante.
Volveremos mañana a Chihuahua, probablemente nos quedemos un día para ir a un cañón a escalar, por invitación de René, un amigo paramédico en rescate urbano.
La comodidad no se aparece por aquí. Las cucarachas plagan el departamento en el que estoy. No hay cama, ni aparato que refresque el húmedo calor. Ya recibí una rebanada de dedo con una navaja que había en una bolsa. Una noche mientras dormía en el piso hospedé a la familia de hormigas rojas y ahora precisamente me abrí el codo con una mesa de vidrio. Ni se hable de la comida, que a veces no se aparece muy seguido en abundancia...
A veces sí extraño...
No sé cuándo vuelva, pero ya tocará regresar. Mientras tanto sonrío, pues no hay prisa.
3 Comments:
Cuídese fortachón,queremos que regrese pero no en pedazitos ^^ difruta de tu viaje =)
By ~ betty_vaga ~, at 11:54 a.m.
Emma se te extraña we, nada mas que no me mallugues mucho al máma, y dile que le tengo mas acertijos por aqui jejej...saludos emi, tengo ganas de hablar contigo we. La pelona.
By Begüé, at 5:39 p.m.
Qué curioso... a mi no me va TAN mal, pero siento que extrano màs...
Definitivamente no estoy hecho para viajar; o tal vez no le he encontrado el sabor a la impredecibilidad, la incertidumbre y la lejania.
Sin embargo, estoy sumamente bien.
Saludos J.
By R2, at 1:33 p.m.
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